
No consigo disfrutar
un solo momento de paz y de armonía,
zambullirme en las delicias de los sentidos,
mientras vigile la razón,
serena y pura.
Pero en cuanto ,
en el éxtasis de la embriaguez,
se me va diluyendo el juicio,
que lánguidamente se encoge,
y se volatiliza,
y desaparece,
Solamente entonces,
en ese intervalo
entre la lucidez y el sueño,
yo siento, yo vivo
el único instante despejado
de paz, armonía y placer
de toda mi existencia...
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